LOS PRESAGIOS FUNESTOS
Los siguientes textos traducidos directamente del náhuatl, son el testimonio de los informantes indígenas de Sahagún, algunos incluso testigos oculares de la Conquista. El primer texto narra una serie de “presagios”, “maravillas” y “prodigios” que los antiguos mexicanos, Motecuhzoma-Moctezuma, afirmaron ver unos 10 años antes de la llegada de los castellanos.
Primer presagio funesto:
Ancha de asiento, angosta de vértice. Bien al medio del cielo, bien al centro del ciclo llegaba, bien al cielo estaba alcanzando.
Y de este modo se veía: allá en el oriente se mostraba: de este modo llegaba a la medianoche. Se manifestaba: estaba aún en el amanecer: hasta entonces la hacía desaparecer el sol.
Y en el tiempo en que estaba apareciendo: por un año venía a mostrarse. Comenzó en el año 12-Casa. (Año 1517 D.C.)
Pues cuando se mostraba había alboroto general: se daban palmadas en los labios las gentes; había un gran azoro; hacían interminables comentarios.
Segundo presagio funesto: Sucedió aquí en México: por su propia cuenta se abrasó en llamas, se prendió en fuego: nadie tal vez puso fuego, sino por su espontánea acción ardió la casa de Huitzilipoctli. Le llamaba su sitio divino, el sitio denominado “Tlacatecan” [Casa del Mundo].
Rápidamente en extremo acabó el fuego todo el maderamen de la casa. Al momento hubo vocerío estruendoso; dice: “¡Mexicanos, venid de prisa: se apagará! Traed vuestros cántaros!…”
Pero cuando le echaban agua, cuando intentaban apagarlo se enardecía flameando más. No pudo apagarse: del todo ardió.
Fue herido por un rayo un templo. Sólo de paja era: en donde se llama “Tzummulco”.(Una sala del templo mayor de Tenochtitlán) El templo de Xiuhtecuhtli. No llovía recio, sólo lloviznaba levemente. Así, se tuvo por presagio; decían de este modo: “No más fue golpe del Sol.” Tampoco se oyó el trueno.
Cuarto presagio funesto:
Quinto presagio funesto:
Hirvió el agua: el viento la hizo alborotarse hirviendo. Como si hirviera en furia, como si en pedazos se rompiera al revolverse. Fue su impulso muy lejos, se levantó muy alto. Llegó a los fundamentos de las casas; y derruidas las casas, se anegaron en agua. Eso fue en la laguna que está junto a nosotros.
—¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos!
Y a veces decía:
—Hijitos míos, ¿a dónde os llevaré?
Había llegado el sol a su apogeo: era el mediodía. Había uno como espejo en la mollera del pájaro, como rodaja de huso, en espiral y en rejuego: era como si estuviera perforado en su medianía.
Allí se veía el ciclo: las estrellas, el Mastelejo. Y Motecuhzoma lo tuvo a muy mal presagio, cuando vio las estrellas y el Mastelejo.
Pero cuando vio por segunda vez la mollera del pájaro, nuevamente vio allá, en lontananza; como si algunas personas vinieran de prisa; bien estiradas; dando empellones. Se hacían la guerra unos a otros, y los traían a cuestas unos como venados.
Al momento llamó a sus magos, a sus sabios. Les dijo:
— ¿No sabéis: qué es lo que he visto? ¡Unas como personas que están en pie y agitándose! …
Pero ellos, queriendo dar la respuesta, se pusieron a ver: despareció [todo]: nada vieron.
Cuando las había visto, luego desaparecían.
PUBLICADO POR: ANGELICA YOSELIN ROSAS MTZ
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